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¿Sabías que tus bacterias pesan más que tu cerebro

Actualizado: 3 jul 2023

Seguramente escuchaste que el intestino es nuestro segundo cerebro.

También, frases comunes como “siento mariposas en la panza” o “tomé esa decisión de estómago” (asumiendo que nos referimos a nuestro sistema digestivo) denotan un conocimiento inconsciente que tenemos respecto de la estrecha relación entre “nuestras entrañas” y la intuición, el pensamiento y las emociones en general. Hay una noticia: ese saber popular tiene una explicación científica y es que nuestro intestino alberga gran cantidad de neurotransmisores como serotonina, generadora de estado de felicidad, o dopamina, que genera sensación de bienestar como recompensa frente a un estímulo placentero. Estos neurotransmisores, entre otros, son responsables en gran parte de generar determinados estados emocionales y modular nuestro comportamiento. En nuestro intestino se encuentra el sistema nervioso entérico, una especie de “sucursal” del sistema nervioso autónomo. La conexión entre ambos genera un ida y vuelta de estímulos y reacciones. ¿Nuestros pensamientos y emociones repercuten en nuestro intestino, o nuestra salud intestinal repercute en nuestra mente? La respuesta es que suceden ambas cosas. Y esto se da gracias a un tercer actor en escena: microbiota intestinal, una comunidad amplia y diversa en la cual conviven más de 100 billones de microorganismos (incluyendo unas 7.000 cepas bacterianas) lo que representa 10 VECES MÁS CANTIDAD que el número de células de nuestro organismo. Se estima que, todos juntos, estos microorganismos pesan alrededor de 2 kg (más que el cerebro). Hay microorganismos que ayudan a nuestra salud y otros que pueden enfermarnos, si se da un desequilibrio. En tal caso, podrían desencadenarse o agravarse distintos trastornos como procesos autoinmunes, alergias, inflamación crónica de bajo grado, obesidad, desórdenes metabólicos y hasta trastornos neurológicos y psiquiátricos. Se estudia actualmente la relación entre microbiota y cuadros de esquizofrenia, epilepsia, autismo, enfermedad de Alzheimer y trastorno de déficit atencional e hiperactividad (TDAH). Todo esto se complica aun más si sufrimos de intestino permeable. Esto significa que la pared o “malla” intestinal se inflama y se vuelve porosa. De esta manera, las sustancias que normalmente deberían transitar permaneciendo dentro del intestino (como partículas de alimento no digeridas, toxinas y microorganismos) se filtran a través de su pared atravesándola y pasando al torrente sanguíneo. ¿Conocías el alcance que tiene la salud intestinal en la salud general? Gracias por leerme, Vero

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